La diversidad cultural es consustancial a las sociedades modernas. La búsqueda del equilibrio entre la protección y la libertad de uso de los contenidos culturales está a la orden del día en todo el mundo.
Por un lado, los artistas y titulares de derechos necesitan un marco jurídico claro y sencillo con el fin de defender sus creaciones y poder explotar comercialmente sus obras sin interferencias indebidas de terceros.
Por otro lado, los usuarios finales reclaman el acceso masivo y a bajo coste o incluso gratuito a los contenidos culturales. En este contexto, el choque de intereses es claro. Los sistemas de derecho de autor, la doctrina y los profesionales debaten sobre cual debería de ser la mejor aproximación.